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La concepción educativa de la escuelas Sierra-Pambley estuvo condicionada por el carácter de su Fundador, progresista, ilustrado, humanista e independiente. En las convocatorias de los exámenes de ingreso se especificaba la preferencia por los más pobres y la intención de beneficiar a la zona geográfica aledaña a la escuela. Se apostó por el progreso a través de la educación. El alumno fue el protagonista y, la de los maestros suponía una declaración de principios. En ella se exponía la necesidad de utilizar el cariño como instrumento pedagógico. La enseñanza era concebida como una labor contínua, sin horario ni lugar. La guerra, la dictadura y la democracia. El 28 de Agosto de 1.936, el Gobernador Civil de León ordenó la confiscación de los bienes de la Fundación Sierra-Pambley y el nombramiento de un nuevo Patronato. Éste recayó en una comisión gestora de la Diputación Provincial y, en 1.938, pasaría a manos del Obispado. El personal fue sometido a interrogatorios sobre su conducta moral, social y política y, en su mayor parte, expedientado y depurado. La Biblioteca de Azcárate fue objeto de censura y expurgo. Se trataba de la represión de todo un espíritu pedagógico, de los principios liberales y laicos que habían regido la Fundación. Esta persecución se cobró dos vidas: la de Don Nicostrato Vela, director de la Granja Escuela del Monte San Isidro, fusilado, y la de Don Pío Álvarez, bibliotecario, "paseado" bajo la acusación de pertenecer a la masonería. En 1.977, Don Justino de Azcárate, recién llegado del exilio, senador por designación real, inició las gestiones para la recuperación de la Fundación por un Patronato legítmo. El nuevo Patronato inició la tarea de restitución de la voluntad del Fundador y el retorno a los orinarios fines fundacionales. Su labora se orientó hacia la educación de adultos y las enseñanzas agrarias y profesionales que, en nuestros días, siguen formando parte de la actividad docente de la Fundación. 2. La casa Sierra-Pambley. El matrimonio fustrado de Don Segundo. La Casa Sierra-Pambley de León, fue adquirida por el tío del Fundador, Don Segundo en la cuarta década del siglo XIX. La edificación y amueblamiento de la casa en lugar tan principal (frente a la catedral), atendiéndose a los usos y preferencias ya discretamente cosmopolitas, tuvo en Don Segundo una motivación familair y afectiva: pretendía casarse con su sobrina Victorina y preparó su soñado futuro con todo lujo de delicadezas en mobiliario y enseres (muebles traídos de Francia, de Inglaterra o incluso de Filipinas, como es el caso de la silla destinada a la presunta futura esposa en el saloncillo de señoras).
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