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Sin embargo, preferimos en los párrafos que siguen el no entrar en esta controversia y presentar los que nos parece realmente un movimiento de gran calado para que después se sienten las bases de la actividad turística.
El Grand Tour, con todo, no se trató de un fenómeno aislado, de viajes esporádicos, sino que algunos de los más conocidos tourists de esta época fueron personajes de reconocido prestigio como John Milton, Samuel Johnson o Boswell. Este viaje tenía el objetivo primordial de enseñar a estos jóvenes candidatos los saberes y los logros de los estados europeos modernos, y sobretodo en su parte Italiana, el esplendor de las antiguas civilizaciones griega y romana, aunque uno de los fines principales era el de formar un cuerpo de diplomáticos, políticos, abogados y militares bien capacitado. El turismo en ese momento constituía, como se explicará de nuevo más adelante, una ciencia más que una actividad de ocio, un materia más entre las que se debían formar los lords ingleses. No se trataba pues de cultivar la vista ante fantásticos edificios antiguos o ante pintorescos paisajes sino el oído ante el saber que se les mostraba en el extranjero. Generalmente además, los tutores (los tutors) solían ser irlandeses, católicos, por lo de la afinidad con los pueblos que se visitaban. Sobre el Grand Tour y su relación con el mundo de la política y la diplomacia, Lord Shaftesbury afirmaba:
"Por conocimiento del mundo yo entiendo aquel que resulta de la observación de los hombres y las cosas desde un contacto con las costumbres y usos de otras naciones, por una visión interna de sus políticas, gobierno, religión; en una palabra, por el estudio y la contemplación de los hombres; ya que se presentan en el gran escenario del mundo de varias formas y bajo apariencias distintas. Ésta es la madre de las ciencias que un caballero debe comprender y de la que nunca han oído nuestras escuelas y colegios. Cooper, Anthony Ashler, tercer conde de Shaftesbury, Characteristics of men, manners, opinions, times. 1711 Hildesheim, Olms, 1978.
Si Francia, en parte los Países Bajos, muy pocas veces Alemania, y eso si, siempre Italia, pertenecieron a las rutas de los Grand Tours desde finales del siglo XVI, en que ya se tiene constancia de viajes de este tipo hasta la primera mitad del siglo XIX, cuando se puede afirmar que definitivamente se ha entrado en otra era del turismo, la península Ibérica quedó alejada casi siempre de estas corrientes de nuevos viajeros.
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