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La segunda mitad del siglo XX proporciona cambios significativos en el Mirador. Primeramente salen los servicios no municipales: el juzgado municipal se traslada a un inmueble de la calle Pilotos Regueral (1944) y su espacio es ocupado por el Negociado de Quintas, y tras un informe jurídico abandona la planta baja el comercio de frutas (1950). Es entonces cuando se plantea y “se acepta en principio” la sugerencia de Eduardo de la Puente para que “se instale la Casa-Ajuar leonés”, ocupada entonces por la policía municipal. la banda de música, por entonces es también municipalizada, y el propio archivo, que no pasó de la propuesta si bien la construcción de una nueva casa por el Ayuntamiento en la misma plaza –el llamado Cuartelillo–, propició que de nuevo el Mirador quedara sin uso definido. Años después (1955), otro concejal, Octavio Puente, pidió que se instalara en él una biblioteca municipal. Vano intento. El Mirador, vacío, era utilizado como garaje para las motos de la policía y almacén de los expositores de alimentos que se utilizaban los días de mercado, dos veces por semana. El edificio estaba entonces herido. La falta de cuidados en su fachada exterior motivó un desprendimiento de la cornisa superior (14 Diciembre 1977) en desgraciado y fatal accidente. De su reparación se encargaría el Ministerio de Fomento (1983-84) que con proyecto de Ramiro Moya no sólo consolidó su fábrica, sino que devolvió a las torres los desmontados chapiteles. En sus dependencias tienen su sede ahora un taller municipal de artes plásticas y la junta de cofradías de la Semana Santa, celebración ésta que ha devuelto en ocasiones (1998 y 2002) su origen de Mirador al ser contempladas por las autoridades algunas procesiones, particularmente el Encuentro del viernes por la mañana. (Fuente: Políticas Ceremoniales de León Siglo XXI).
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