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Lo han visto los leoneses.
Aseguran que lo han visto,
vagando su triste sombra,
por el oscuro infinito,
cual fantasma de los sueños
huyendo de su destino
La gente lo toma a chufla,
como al "piyayo" mendigo.
Y a mi, me da mucha pena,
y respeto, al mismo tiempo.
Que fue el "Genarín" famoso,
humilde de su principio.
Hombre de Paz y silencio,
que solo alteraba el grito
de anunciar su mercancía.
Es.. pellejero de oficio.
Dos perronas por piel rota.
Pellejo cerrado y limpio,
un níquel y tres perrinas;
mucha labia y mucho tino
para vivir en el barrio
embromado y no temido,
pues con su voz cascosa,
tan sólo asusta a los niños,
que escuchan al pellejero
en las mañanas de frío,
que son en León las más,
soñolientos o dormidos.
Dicen que fue borrachín
y mujeriego muy fino...?
... Para matar tantas hambres,
tuvo pocos apetitos.
Como no tenía posibles,
tampoco tuvo enemigos.
Le critican las comadres.
Lo celebran los vecinos,
hasta que se muere un Jueves
que dicen Santo y Bendito
y reluce más que el sol
con otros jueves distintos.
Que son en el calendario,
muy solemnes y festivos.
Según nos dice el refrán:
el más sabio de todos los "dichos".
Pues vino a morir allí
en cuclillas y entredicho
arrimado a la muralla.
No es menester otro sitio,
para salir de un apuro
tan natural, en sí mismos,
como es desahogar el cuerpo;
pero allí quiso el destino
que lo fuera a atropellar
en un momento tán intimo,
el carro de recogida
de basura y desperdicio.
De triste recordación
sirvió por cierto el motivo,
y hubo un poeta y dos más,
(a los que he conocido,
amistad de buena gente)
que entre dos vasos de vino,
le dedican un recuerdo
ya que es día convenido,
para alegrar un bandullo,
cono lo de "matar judíos".
Y hete aquí, que pasa el tiempo,
entre recuedo y olvido
hasta que un día de tantos
y en un momento distinto,
sale el diablo a la calle
disfrazado de politico,
(que es disfraz tras el que caben
todas las caras y oficios),
y repartiendo un licor,
mitad fuego, mitad vino,
(orujo lo llama el pueblo),
lo repartió entre "vagantes",
disolutos y golfillos,
que hicieron un homenaje
con milagros incluidos,
como algarada irredenta
entre arcadas y entre gritos,
al bueno del "Genarín",
que así dejaron cumplido,
hasta otro año, en ese día
que se grabó en el registro,
de mentes de poco paño,
como día de festivo,
no porque es el Jueves Santo,
día sagrado y bendito
sino porque el del "beodo",
el festival colectivo.
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